
·S9 E1562
Nueve años de vuelta en Galdakao
Episode Transcript
El pasado viernes, 17 de octubre, se cumplieron nueve años desde que yo ocupara el apartamento que mi hermana y mi cuñado acababan de comprar aquí en Galdacao y fuera, digamos, el comienzo de una nueva forma de vida después de una década fuera de mi pueblo, porque volví a mi pueblo.
porque a su vez empecé a dar los pasos para la compra de la casa esta que habito y porque recuperé la convivencia con mi hijo en semanas primero, en semanas alternas, que luego ya durante el COVID se transformaron en quincenas alternas.
Aunque en realidad en el núcleo duro de los días de COVID, esos tres primeros meses, fueron tres meses alternos porque se quedó tres meses conmigo.
Y luego Guillermo se fue tres meses con su madre.
Voy a recordarlo contigo y voy a revivir un poco aquellos momentos desde una cierta emoción de haber vuelto a vivir aquí en mi pueblo, donde siempre viví, donde nací y donde se ha fraguado la mayor parte de mi vida.
Comienza Bala Extra con Pedro Sánchez.
Buenos días, hoy es martes 21 de octubre de 2025.
Este es el capítulo 1562 de Balaextra, un podcast sobre mis cosas que en el fondo son las tuyas.
Y hoy vamos con ese recuerdo.
El viernes se cumplieron nueve años de mi primera noche durmiendo en el apartamento.
Yo le llamaba el apartamento porque tenía solo una habitación, una preciosa habitación sin persiana.
con un mirador incluido maravilloso que me hacía mirar el borde más precioso de mi pueblo, que no es más que una especie de pequeño valle, bueno, pequeño valle, mi pueblo está en un valle, pero digamos la zona desde la que se ve una extensión de tierra inundable por el río Ibaizabal con el tren entre Bilbao y Donosti.
al fondo allí teníamos a la vista de la cama parte de una luna maravillosa los días en que la luna era visible pues también la visión de un antiguo caserío que nunca se llegó a terminar porque ni siquiera en el franquismo dieron permiso estaba en una zona totalmente inundable cierto que hay casas un poco más hacia el norte estamos hablando del lado oeste de Galdacao el lado que, digamos, da como hacía Bilbao, Basauri, esa zona, y estamos hablando de un lugar que se encuentra a nada, a 200 metros de donde te estoy hablando, que fue construido por la misma constructora, promotora, que la casa que habito, por la misma gente, porque de hecho fue que yo me animé a mirar Es una prolongación de la que ha sido la calle en la que más años he vivido de mi vida, la calle Loyola Coinasio, o San Ignacio de Loyola, donde viven también mis padres.
Bueno, pues unos números más arriba, en una zona en donde yo de pequeño solo encontraba zarzas, monte y hacíamos ahí lo que de chavales llamábamos casetas, ¿no?
Esas especies de...
Bueno, de casetas, sí, de casetas de madera, en fin, que cogíamos de las obras.
No sé cuántos tétanos han podido por ahí correr el riesgo de infectarnos con aquellos clavos oxidados.
Los juegos de cuando éramos críos.
Hoy en día el mundo es más inseguro en otros ámbitos, pero es más seguro en ese tipo de pequeñas cosas.
Seguramente si quieres una caseta, pues alguien te la va a ir a comprar al Leroy Merlín y te la va a montar en el jardín.
En aquella época no teníamos jardines, era un barrio y sigue siendo un barrio obrero, de casas de ocho alturas, con calles no demasiado anchas o no lo suficientemente anchas, pero justo ahí quedó sin construir, quedó parado porque es una zona propiedad de particulares que no vendieron en aquel momento del desarrollismo de los años 70.
que es exactamente cuando se compraron mis padres esa casa, en el año 71.
Y entonces quedó ahí un trozo de calle que conecta con lo que es hoy mi vivienda, que marca justo ese borde suroeste del pueblo.
Siguiendo el tránsito, siguiendo el curso de lo que es la Nacional 634 a su paso por Galdacao.
Aunque en realidad ya tiene muy poquito tráfico porque hay una variante que es la autopista, la AP8, que justamente deja de ser gratuita en Galdacao, pero que permite hasta Galdacao, hasta el hospital de Galdacao, en el antiguo barrio de Usánsolo, hoy pueblo de Usánsolo.
Es ahí donde acaba la zona gratuita y por lo tanto tiene muy poquito tráfico.
Eso no impedía que se escuchara de vez en cuando a lo lejos y sobre todo a primeras horas de la mañana cierto tráfico, pero no era un impedimento.
Era una casa con unas vistas al sur, suroeste, maravillosas, con un sol impresionante al que mi hermana terminó instalándole, yo vivía allí todavía, unas especies de cortinillas desplegables, desenrollables, tipo...
¿Cómo se llama esto?
Es que siempre lo equivoco con el nombre de una de mis interfaces de audio.
No es Foscurite.
Foscurite puede ser.
Sí, la otra es la Focusrite.
Pues Foscurite.
Las típicas cortinas que vemos en los hoteles, que están detrás de las cortinas de tela.
Bueno, pues algo así.
A mí me parece bien por la protección frente al sol, sobre todo en verano.
Pero en invierno, pues yo hubiera dado la vida porque no se instalara nada y porque sí, los muebles se oscurecieran, el suelo se oscureciera, incluso sufriera algo, pero una casa muy pequeñita, no sé, 50, 60 metros a lo sumo, con una habitación muy, muy...
Una habitación ni principal ni no principal, la única.
Orientada, como digo, a sur -suroeste, con un atardecer maravilloso y con un sol impresionante.
Es un segundo piso, tenía un tercer piso arriba, que era además un ático, y un primer piso con terraza, que igual era un poquito lo más peñazo.
Porque en verano, pues claro, la gente salía a su terraza de debajo y daba un poquito de guerra, pero tampoco mucha, se llevaba bien.
Luego era una configuración de salón con cocina americana.
Ahora mismo, fijaos, me equivoco entre mi casa de ermua, que tiene esa configuración también, y la del apartamento de Galdacao.
Intento visualizarlas y no soy capaz de visualizar bien.
No, es que lo acabo de decir mal.
No había cocina americana.
En realidad sí que había una separación entre la cocina y el salón.
Lo que pasa es que el salón era un poco también la pieza distribuidora.
Desde la entrada, baño a la derecha, siguiente paso entrar al salón y desde el salón entrar a la cocina a la derecha con una pequeña terraza cerrada.
donde estaba la caldera y también la zona de colgar la ropa y si hubiera querido y me hubiera apetecido también la zona donde poner una pequeña mesita y unas sillas, sobre todo para en las noches de verano poder cenar allí tranquilamente viendo un poco las estrellas, simulando un poco también ese formato de mirador que hay en la habitación y el salón, el salón sí que tenía una superficie enorme además.
Sí que tenía persianas.
Fui muy feliz allí desde el año 16 hasta el año 18 que me vine aquí.
Es decir, estuve viviendo un par de años.
Si no me equivoco, sí.
Dejadme que lo compruebe porque ahora mismo se me ha cruzado el cable.
Pero si fueron dos años, fueron dos años intensos y fueron dos años en donde fui muy feliz porque me reencontré con mi hijo.
Volví a convivir con mi hijo.
Dormíamos en la misma cama.
Guillermo tenía 11 años para 12 y ahí estuvimos hasta el 18.
Bueno, él ya con 14 años nos vinimos aquí y aquí él ya tiene evidentemente su habitación y sus historias.
En concreto, a ver, dame un segundo que lo miro.
En concreto, sí, esto ocurrió en el año 16, efectivamente.
O sea que sí, hace nueve años.
Y en el 18 yo luego ya me compré esta casa y me vine, diría que en el cambio de julio -agosto, primeros días de agosto.
Con lo cual...
No llegué a estar dos años, pero fueron intensos y bonitos y me dio mucha pena abandonar aquel apartamento.
Yo no había venido a vivir a Galdácano justamente en ese día de octubre, sino que realmente desde que empezaron las clases y esperando a que se terminara de hacer el armario empotrado que iba en la habitación, un armario de pared a pared que recuerdo en un color claro y me parecía precioso.
Estaba esperando que todo eso se acabara para poder irme a vivir allí, pero yo ya había venido desde Echevarrí, desde otra casa de mi hermana, donde yo estaba viviendo en Echevarrí, porque lo que habíamos hablado la madre de Guillermo y yo es que en torno a los 11 -12 años volveríamos a convivir Guillermo y yo.
cesaríamos en aquella custodia privativa de ella y pasaríamos a una custodia compartida de facto.
Esa custodia compartida había empezado como en junio de hace nueve años, cuando Guille se fue con Haitite Yamama a pasar el verano en Noja, y a partir de ahí ya, de manera dialogada y sin necesidad de ningún tipo de juzgado, La madre de mi hijo me dijo, bueno, cesa ya en pasar el tema de la pensión de alimentos, el crío ya está con tus padres y vamos a un modelo de abrir una cuenta para él y poner ahí un dinero conjuntamente todos los meses y seguir nuestra vida.
Habían sido prácticamente nueve años de distancia de Guillermo, unos ocho o nueve años de distancia de Guillermo, algo más de ocho y algo menos de nueve.
Bueno, la mayor parte de su infancia más fuerte, que en buena medida está reflejada en Guiller y yo, en el podcast Guiller y yo.
Aquellos años están ahí, una buena parte de esos años están ahí.
Y algo del tiempo posterior, porque yo creo que en el apartamento seguíamos grabando juntos.
Y nada, es un recuerdo que me ha venido.
Y también el recuerdo y el pensamiento de cómo han pasado ya nueve años.
Nueve.
Siete.
Siete ya.
Desde que estoy en esta casa.
Que a veces digo, esta casa nueva parece que necesita una mano de pintura.
Es que son siete años ya.
Y sí, es una constante en mis podcasts el tema del paso del tiempo.
Pero es que ha sido un tiempo bueno.
Tampoco puedo decir que haya sido un tiempo malo.
Ni que hayamos vivido cosas terribles, enfermedades o cosas de estas que son las que verdaderamente importan.
Y lo quería compartir hoy contigo.
El viernes yo quería hacer el capítulo que quería hacer.
Los lunes ya sabes que le doy a los temas de consumo de empresas y tal.
Entonces hoy era el primer día en el que podía hablar de esto y lo quería traer para compartirlo contigo porque son de esas cosas.
que sí que creo que más que nunca son mías y son tuyas.
Nos pasan a todos y a todas.
Y para quienes estáis viviendo, que me consta, porque entre la audiencia se dirige a mí y os dirigís a mí y me contáis vuestras cosas, para quienes estáis viviendo ahora esos procesos de separación o esos procesos de divorcio, también un poco una piedra de toque para ver cómo...
La vida sigue su curso y los momentos de drama en relación a esto.
Y hay otras cosas como las enfermedades y otras historias que a veces tienen otros procesos.
Pero los momentos de drama en torno a esto acaban y luego vuelve la vida a abrirse paso.
Esto ha sido todo por hoy en Bala Extra, una producción de Milcar FM.
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Gracias por tu tiempo un día más y hasta mañana miércoles.