Oye,¿ sabíais que Paulo Coelho, antes de escribir El alquimista, estuvo metido 11 años estudiando alquimia?

Buscaba el elixir de la larga vida.

Fíjate.

Sí, sí, lo cuenta en el prefacio.

Es un dato que ya te pone sobre aviso, ¿no?

Te dice, ojo, que aquí hay mucho símbolo.

Exacto.

Y bueno, hoy vamos a meternos un poco en esas ideas clave del libro, sobre todo al principio, lo de seguir los sueños, la leyenda personal, todo a través de Santiago, el protagonista.

El pastor andaluz.

Ese es.

Un chaval que prefiere irse con las ovejas por ahí antes que ser cura, que ya apunta maneras.

Totalmente.

Y su vida es más o menos tranquila, ¿no?

Hasta que empieza con ese sueño recurrente.

Eso es, el del tesoro en las pirámides de Egipto.

Y claro, va a Tarifa a ver a una gitana para que se lo interprete.

Que le dice, básicamente, pues vete a Egipto, ¿no?

A cambio de una parte del tesoro, eso sí, una décima parte, ¿sí?

Y él se queda un poco, bueno, como es normal, ¿no?

Dudando.

Claro, pero es que ahí está el meollo.

Ese sueño, esas ganas de viajar que ya tenía, ahí conecta con la leyenda personal.

Explica un poco más eso de la leyenda personal, que suena potente.

Pues según el libro, es como tu misión en la vida, ¿sabes?

Aquello que de verdad, de verdad, siempre has querido hacer.

Y lo interesante es la idea de que si tú persigues eso con fuerza, el universo entero, digamos, conspira para ayudarte.

Que suena un poco mágico, ¿no?

Bueno, o quizá es que tu propia determinación te abre puertas, ¿no?

Es interpretable.

Y se relaciona con el alma del mundo, esa conexión entre todo.

Vale

vale.

Y después de las gitanas, se encuentra con Melquisedec, un personaje curioso.

Curiosísimo.

El supuesto rey de Salem que aparece de la nada y sabe cosas de Santiago que no debería saber.

Y le habla de la mayor mentira del mundo.

Exacto.

Qué es eso de pensar que no controlamos nuestra vida?

Que el destino manda y ya está.

Él le dice, no, no, tú a por tu leyenda personal.

Y a cambio de unas ovejas, le da un empujoncito.

Un diezmo del rebaño, sí.

Y le da urín y túmim, las piedras estas, para leer señales.

Ahí quería yo llegar.

Las señales.

Porque también le cuenta la parábola esa de la cuchara de aceite, ¿no?

Mirar el mundo sin despistarse.¿ Cómo se come eso de las señales?

Pues son… son como pistas en el camino.

La mariposa que se le aparece, las propias piedras… La clave es saber interpretarlas, claro.

No es fácil.

Ya me imagino.

Y Melquisedec menciona también lo del principio favorable, la suerte del principiante vamos.

Ah,

sí.

Como que al principio todo parece irrodado.

Eso es.

Como un impulso inicial que te da la vida cuando te decides.

Más que suerte mágica, quizá, es la energía que pones tú mismo al empezar algo que deseas de verdad.

Todo este viaje en el fondo es pura alquimía simbólica.

Transformarse, aprender a leer es el lenguaje universal.

Que no va de convertir plomo en oro, exactamente.

No, va de transformarse uno mismo y entender el mundo de otra manera

Vale.

Pero el viaje se tuerce rápido.

Vende las ovejas, cruza a Tánger...

Y ¡zas!

Choque cultural y, para colmo, le roban todo el dinero.

Un chavar que se hacía pasar por amigo, ¿verdad?

Sí.

Y se ve solo, sin un duro, en un mercado vacío.

Un momento terrible.

Podría haberse venido abajo totalmente.

Pero no.

Ahí está la clave.

Decide cambiar el chip.

En lugar de verse como una víctima, dice, soy un aventurero buscando un tesoro.

Pura resiliencia.

Y es entonces cuando empieza a entender eso del lenguaje sin palabras, ¿no?

Exacto, el lenguaje universal.

Se comunica con un pastelero sin hablar el mismo idioma, por ejemplo.

Y luego conoce al mercader de cristales.

Uf, qué personaje el mercader.

Totalmente opuesto a Santiago.

Él también tiene un sueño, ir a la meca, pero le da miedo.

Miedo a que no sea como esperaba o a no saber qué hacer después.

Eso es.

Y se queda ahí, estancado en su tienda, diciendo eso de MacTube.

Está escrito.

Como excusa, quizá.

Mientras que Santiago, aunque esté fastidiado, actúa.

Claro.

Se pone a trabajar para el mercader casi un año.

Y no solo recupera su dinero.

Es que le revoluciona la tienda.

Con la estantería fuera, lo de servirte en vasos de cristal…

Le da la vuelta al negocio y podría volver a España a comprar más ovejas, incluso.

Pero no.

Elige seguir.

Las pirámides le llaman más.

Exacto.

Se une a una caravana y ahí conoce al inglés,

otro buscador Que también lleva a Urim y Tumim, qué casualidad.

Y busca al alquimista.

Sí, pero él lo busca en los libros, en los textos antiguos.

Santiago aprende observando el desierto, la gente.

Son dos formas de buscar lo mismo.

Entender esa conexión profunda, el alma del mundo.

Y

llegan al Oasis, que es como un mundo aparte en medio del desierto.

Un refugio.

Y allí Santiago conoce a Fátima.

Amor a primera vista, ¿no?

Algo así.

Una conexión inmediata.

El lenguaje universal en estado puro.

Y poco después, tiene la visión.

La de los gavilanes.

Que ve un ataque al oasis.

Una señal clarísima.

Importantísima.

Y esto nos lleva a pensar, ¿no?

Como decían el camellero o el adivino en el libro,¿ de qué sirve saber el futuro?

Buena pregunta.

Quizá lo importante no es adivinar lo que va a pasar, sino estar muy atento al presente, a las señales de ahora, para mejorarlo.

Porque si mejoras el presente...

El futuro será mejor, claro.

Tiene lógica.

Cada día es una oportunidad.

Cada día trae la eternidad, como dice el libro.

Una idea potente para cerrar.

Y bueno, para quien quiera profundizar, en la descripción tienen el link para comprar el libro con descuento.

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Sí, muy recomendable.

Y nada más por hoy, ¿no

Eso es.

Muchísimas gracias por compartir este análisis con quien crean que le pueda interesar.

Y gracias también por dejar un comentario y un me gusta, que siempre ayuda.

Un fuerte abrazo

Les queremos.