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¿Por qué le tememos tanto a la brujería?

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Soy Roberto Pombo.

Bienvenidos a Mis Preguntas, un programa de Prisa Media patrocinado por CAFAM, aliado estratégico en el crecimiento de más de 40 mil empresas en Colombia.¿ Por qué le tememos tanto a la brujería?

Hace poco, un evento en Medellín sobre prácticas espirituales, memoria y conocimientos ancestrales generó polémica.

Sin embargo, este tipo de prácticas son bastante normales en el país.¿ Por qué ha sido tan estrecha esa relación entre religión, magia o hechicería y el poder?

Para este capítulo hablamos con el escritor Ricardo Silva Romero, con la periodista y fundadora de la revista Volcánicas Matilde de los Milagros, con la docente e investigadora Rubiel Hernández, con la periodista, tarotista y astróloga Estefanía Meira y con el escritor y antropólogo Esteban Cruz.

Soy Roberto Pombo y este es el capítulo 165 de Mis Preguntas.

Bienvenidos.

Pocos personajes han tenido tan mala publicidad en la historia como las brujas.

Son las malas en todos los cuentos de hadas y son vistas como símbolo de maldad y de oscuridad.¿ Pero quiénes son de verdad las brujas?¿ Qué tan ciertos son todos estos supuestos?

La historia de la brujería es larga y data incluso desde antes del cristianismo.

Si le pido que piense en una bruja, lo más probable es que la imagen mental que se haga sea la de una mujer mayor, de nariz aguileña, vestida de negro, con un sombrero puntiagudo, montada en una escoba y que revuelve un caldero acompañada de un gato negro.

Esta versión es más bien nueva, la más popular y que vemos en películas y cuentos, pero no es la versión original.

La historia de las brujas y la brujería se remonta a las civilizaciones más antiguas de la humanidad, mucho antes de que existiera la palabra que hoy utilizamos para designarlas.

En la antigua Mesopotamia, considerada la cuna de la civilización humana, ya existían registros detallados sobre prácticas mágicas que datan de alrededor del año 700 a.C., compilados en textos como el Makru, que era una especie de rituales de protección.

En la antigua Grecia y Roma ya existían creencias en personas que practicaban magia, hechicería o sorcería.

Por ejemplo, en la Grecia antigua, figuras como Circe, que aparece en la Odisea, son llamadas brujas en el sentido de mujeres con pociones y transformaciones de humanos en animales.

En esa misma época existía la diosa Écate, identificada con la hechicería, la luna, la noche y los cruces de caminos, lo que muestra la importancia central de estas creencias en esa sociedad.

En Egipto y Mesopotamia, los practicantes de la magia utilizaban palabras simbólicas, imágenes y rituales para lograr resultados y hacer realidad sus deseos.

a través de medios sobrenaturales, intentando controlar poderes divinos, demonios, espíritus o fantasmas para lograr algo más allá del alcance de las capacidades humanas.

Pero con el paso de los siglos, el concepto de mujeres que hacían ritos mágicos y buscaban respuestas más allá de lo humano fue cambiando.

Ya hacia la Edad Media y empezando la Edad Moderna, o sea, entre el siglo V y el siglo XV, el concepto de brujería cambió y dejó de ser solo magia sospechosa o marginal y pasó a convertirse en algo ligado al demonio, al pacto satánico, al sabat de brujas también conocido como aquelarre.

Speaker 3

Eres un satanás?

Sí.

Espérate, al rato te voy a dar de comer un niño.

Speaker 2

Pero no fue sino entre los años 1400 y 1700 que estas ideas se consolidan en Europa y se empiezan a ver de forma más formal la persecución de personas acusadas de brujería.

Según la enciclopedia británica, durante estos años fueron sometidas a juicio casi 100.000 personas y se estima que entre 40.000 y 60.000 fueron ejecutadas.

Busqué al escritor Ricardo Silva Romero para preguntarle Si hoy tuviéramos que traducir ese miedo a lo desconocido, a un tema actual,¿ a quién estaríamos señalando como las brujas del siglo XXI?

Speaker 5

Yo creo que es claro que estamos viviendo una época de fanatismos sumada a una época de atomizaciones.

De tal manera que tenemos un reguero de inquisiciones, de gente persiguiendo gente y de gente desconociendo gente.

El miedo a lo desconocido hoy, las brujas que se persiguen hoy, pues somos todos contra todos.

Todo el que piense otra cosa, todo el que se la juegue por una clase de vida, todo el que sea medianamente cuerdo, medianamente diferente, es una bruja hoy en día.

Me parece que ese es el tamaño del asunto, la gravedad del asunto y que estamos en mora de que algo nos reúna o algo nos recuerde que somos seres humanos iguales, con los mismos líos, como nos lo recordó, por ejemplo, la pandemia.

Creo que la pandemia no la supimos interpretar ni la supimos entender a tiempo, pero creo que estamos necesitando algo así para recordar que no somos enemigos.

Speaker 2

La imagen negativa que hay hoy de la brujería no es gratuita y tiene varias explicaciones.

Por muchos siglos, la brujería fue un delito grave.

Una bruja se definía como una persona que hacía un pacto con el diablo y a cambio obtenía siniestros poderes sobrenaturales.

Se creía que las brujas eran lo opuesto a todo lo que era normal y bueno.

Las brujas no cultivaban, sino que destruían los cultivos.

Las brujas no tenían hijos, se los comían.

Speaker 6

Pero piensa en los niños.

Dicen que llegan las brujas a las casas y se los llevan para comérselos.¡ Comernos a sus niños!

Solo les íbamos a robar los zapatos.

Pero de que es buena idea, es buena idea.

Speaker 2

Entre los siglos XV y XVII, muchas sociedades europeas vivían en un contexto de crisis múltiple, cambios religiosos por la reforma y la contrarreforma, guerras frecuentes, malas cosechas y epidemias que alteraban la vida cotidiana de los campesinos y ciudadanos.

Esa combinación creó una sensación persistente de que el mundo se estaba saliendo de control.

Fue en ese contexto de incertidumbre y cambios que las autoridades religiosas y civiles comenzaron a presentar a la brujería no como simples supersticiones, sino como una amenaza estructural al orden social y a la fe.

Entonces se desarrolló lo que los historiadores llaman la teoría elaborada de la brujería.

Según esta idea, las brujas no eran solo personas que hacían hechizos, sino agentes conscientes del caos y de un pacto con el demonio conspirando contra la sociedad cristiana.

La difusión de textos impresos y manuales con esta visión ayudó a que la persecución se volviera sistemática y se dio paso a la cacería de brujas y a los juicios y condenas a muerte.

Pero quizás uno de los factores más determinantes para acusar a alguien de brujería era el género.

La gran mayoría de las personas acusadas y ajusticiadas eran mujeres, muchas veces mayores, viudas o sin protección social.

En una sociedad en la que los hombres eran el centro y la autoridad, donde las mujeres tenían roles limitados y se les vinculaba a la vulnerabilidad, la acusación de brujería era también una forma de controlar lo que se consideraba peligroso o anómalo.

Algunos historiadores sostienen que la misoginia organizada, que era entendida como parte del orden cultural y religioso, que veía a las mujeres mayores solas o que rompían normas como candidatos naturales a la brujería, jugó un papel importante.

Por ejemplo, muchas de las mujeres acusadas de brujería eran conocidas en sus comunidades por ser curanderas o parteras.

Su labor formaba parte de la medicina popular, se transmitía conocimientos sobre el cuerpo, el parto y los remedios naturales sin pasar por la enseñanza tradicional controlada por hombres y por la iglesia.

Esto generaba cierto recelo porque su trabajo escapaba al control de las autoridades religiosas o médicas y las convertía en un blanco fácil de las sospechas de un clima de puritanismo y miedo al mal y al demonio.

De acuerdo con una investigación de la Universidad Edinburgh Napier de Escocia, publicada en la revista académica Nurse Education Today, indagó el registro de casi 4.000 personas acusadas de brujería en Escocia entre 1563 y 1736, identificando específicamente a 142 individuos que eran sanadores populares o parteras.

El estudio encontró que el 85% de los acusados eran mujeres, el 51% fueron encontrados culpables y el 90% fueron ejecutados.

El cliché de la bruja acompañada por un gato negro tampoco es gratuito.

En esa época se creía que estos animales servían de vínculos con el mal o que funcionaban como familiares, espíritus que ayudaban a la bruja.

La iconografía, los sermones y los tratados demonológicos presentaban al gato como una señal de prácticas prohibidas y por eso una mujer que viviera sola y tuviera uno podía despertar sospechas de brujería.

Y también se creía que el diablo se manifestaba a veces en forma de gato o que la bruja tenía un gato como compañero maléfico.¿ Qué nos revela esta persecución sobre cómo se castigaba a quienes se salían del molde sin necesidad de que existiera ningún crimen?

Esto me contó la periodista y fundadora de la revista Volcánicas, Matilde de los Milagros.

Speaker 7

La cacería de brujas era un mecanismo de control para mantener a las mujeres en línea y ha sido uno de los muchos mecanismos que han evolucionado con el tiempo con los que las sociedades le han dicho a las mujeres ustedes tienen que comportarse como le conviene al sistema.

No solamente tenían que ser botánicas o parteras para ser perseguidas y asesinadas.

Cualquier mujer que pusiera en riesgo el orden dado de la sociedad del momento era acusada de bruja y era asesinada.

y esos mecanismos de control han ido cambiando con el tiempo hasta llegar a la actualidad.

Por supuesto no era un crimen asesinar a las mujeres por ser brujas, como en la actualidad en muchos países del mundo no es un crimen meter a las mujeres a la cárcel por abortar.

La legalidad ha servido también para perseguir a las mujeres y para coartarles su libertad, para que sepan que no pueden ser libres y autónomas, que no pueden poner en riesgo la estructura y las leyes han sido usadas para mantener ese orden establecido y para que las mujeres, entre comillas, no se salgan del corral.

Entonces, no tiene que ser un acto criminal con el que se persigue a las mujeres, a las mujeres también se les persigue desde la legalidad.

Speaker 2

Retrocedamos un poco antes de que la brujería fuera considerada una práctica maliciosa.

Por milenios, los practicantes de magia no solo no fueron perseguidos, sino que ocuparon posiciones privilegiadas y esenciales en las estructuras del poder.

Fueron consejeros de reyes y faraones, emperadores, considerados guardianes de conocimientos sagrados y habilidades indispensables para la toma de decisiones cruciales del Estado.

Por ejemplo, en la antigua Mesopotamia existió el ashipu, un funcionario religioso y médico conocido como conjurador o exorcista que podía actuar como asesor del rey asirio y eran responsables de realizar todos los actos mágicos no privados en contextos de élite, como los ritos funerarios y mortuorios o renovar imágenes de los dioses en nombre del rey.

En el Antiguo Egipto, la relación entre la magia y el poder era todavía más profunda.

En esa época existía el cargo de sacerdote, jefe lector, que era un experto ritual en prácticas mágicas y tanto en Egipto como en Mesopotamia jugaron un papel político muy importante porque estaban muy bien educados y sabían escribir, una habilidad muy valiosa en esa época.

Los sacerdotes eran los principales practicantes de magia en el Egipto faraónico, donde eran vistos como guardianes de un conocimiento secreto dado por los dioses a la humanidad para alejar los golpes del destino.

Incluso en Europa, este tipo de personas, que se supone tenían ciertos conocimientos y conexión con el más allá, o con conocimiento más allá de lo humano, tenían poder.

Por ejemplo, durante el Renacimiento Europeo, cuando las ideas sobre la magia evolucionaron, hubo nuevamente magos ocupando posiciones privilegiadas en las cortes.

Es el caso notable, el de John Dee, en la Inglaterra isabelina, que fue nombrado asesor real en secretos místicos y algo así como astrólogo de la corte.

Quizás otro caso emblemático de cómo la magia y la hechicería han estado de la mano del poder es el de Rasputín.

Si no le suena el nombre, se trataba de un campesino y místico que ganó cierta reputación como sanador y terminó teniendo bastante influencia sobre la familia imperial rusa, especialmente a la emperatriz Alejandra.

El heredero al trono, Alexei Nikolaevich, sufría hemofilia y la familia real convocó a Rasputín para ayudarle.

Él ofrecía al trono una mezcla de misticismo, intervención personal en la salud de Alexei y control sobre la emperatriz.

La familia imperial, en ese momento en crisis, cedió gradualmente espacios de decisión al monje loco, como le llamaban muchos.

Esa sesión permitió que Rasputin se convirtiera en un eje informal de poder en la corte rusa.

Busqué a la docente e investigadora Rubiara Hernández para que explicara por qué ha sido tan estrecha esa relación entre religión, magia o hechicería y el poder.

Esto me contó.

Speaker 4

siempre han estado presentes dado que comparten un mismo principio, que es el de ofrecer sentido, control e influencia más allá del entendimiento humano.

Por ello es necesario que recordemos que en la antigüedad quien dominaba lo sagrado también domina lo social, es decir, el sacerdote, el chamán antes era la figura más poderosa en las civilizaciones.

Por ello, aspectos como la religión aportan legitimidad al poder, En este sentido tenemos que ver que la magia y la hechicería son fuerzas que complementan eso que ya en teoría es legítimo.

Los personajes poderosos buscan centrarse más, como arraigarse más en estos estamentos de poder.

y desean hacerlo incluso por medios que no son convencionales.

Aquel que sea enamorado de su situación de poder quiere ratificarla y quiere que sea viva a través de otro tipo de acciones, tales como la hechicería, que es una forma ampliamente usada en diversas esferas políticas.

Speaker 2

Colombia es un país bastante católico, eso no es un secreto, pero el ocultismo, prácticas espirituales alternativas e incluso la brujería también han sido parte de nuestra historia.

Según un documento de la Academia de Historia, la brujería en Colombia tiene raíces que se extienden hasta la época colonial, cuando la Inquisición procesó a mujeres, casi todas de origen africano y mestizo, por prácticas que los tribunales llamaron hechicería.

De acuerdo con la investigación, en esa época, entre 1746 y 1764, la sociedad colonial de Santa Fe vivía inmersa en un ambiente en el que la fe cristiana y las supersticiones convivían estrechamente.

La hechicería no era un asunto marginal, sino que se insertaba en la vida cotidiana y en la mentalidad de las élites y de los sectores populares.

Uno de los símbolos de esa mezcla fue una mujer conocida como Juana García, una bruja que llegó a la ciudad hacia 1543 y su leyenda circuló ampliamente.

Se trataba de una mujer española de origen africano, la primera bruja de la que se tiene registro en el país.

No hay mucha información sobre ella, más allá de El Carnero, una crónica escrita por Juan Rodríguez Freyle.

Aunque para varios historiadores actuales este relato tiene mucho de imaginación y prejuicio típico de la época, Rodríguez Freyle la describe como una negra un poco voladora, una partera que además tiene visiones más allá de lo humano.

En la colonia, la brujería hizo parte de los mecanismos sociales de esa época para explicar desgracias, enfermedades, pérdidas económicas o fenómenos poco comprendidos.

Y así como en Europa, esta investigación histórica señala que la acusación de brujería funcionó también como un medio de exclusión social o de estigmatización hacia personas de origen africano, mestizo o indígena, mujeres pobres o marginalizadas.

pero el poder colonial y de la Iglesia usó la amenaza de la brujería para reforzar la obediencia, la vigilancia de conductas anormales o normativas y para marcar límites entre lo aceptado y lo errático en la comunidad.

Un artículo publicado en la revista de estudios sociales de la Universidad Javeriana señala que, incluso desde la época prehispánica, existen relatos sobre enfrentamientos donde los poderes espirituales formaban parte del combate y con la colonia se mezclaron costumbres indígenas, tradiciones europeas y saberes africanos para crear un paisaje espiritual híbrido que permanece aún en Colombia.

En Colombia, ninguna modernización ha logrado borrar los rezos, los filtros de amor, los entierros rituales o la curandería que se consultan para aliviar la incertidumbre o el desamor.

Basta con ver un poste de luz en cualquier ciudad del país para encontrar carteles que prometen atraer al amor deseado, prosperidad en los negocios o mejorar la salud.

Para nadie es desconocido lo que es un amarre o incluso todavía es normal ver a bebés o niños pequeños usando contras contra el mal de ojo.

De hecho, hace 50 años se celebró en Bogotá el primer Congreso Internacional de Brujería, un evento que abrió espacio para hablar desde ilusionismo, ovnis, artes oscuras e incluso medicina homeopática y tuvo el eslogan A la sombra de lo diferente con amor y asombro.

En el evento participaron más de 2.500 personas de Brasil, Haití, Venezuela, España, entre otros países, y reunió a brujos, brujas, chamanes y todo tipo de ocultistas y personas interesadas en ese tipo de creencias.

Este congreso, por supuesto, generó escándalo entre la comunidad conservadora y religiosa y tuvo tal impacto que incluso tuvo mención en un capítulo del famoso programa El Chavo del Ocho, en el que se infería que Doña Clotilde, más conocida como la Bruja del 71, había participado en ese congreso.

Speaker 3

No está en su casa la Clotilde del 71?¿ Que no

Speaker 8

ha regresado de Bogotá?¿ De dónde?

De Bogotá, chavo.

Oye, pues que en la escuela no te enseñan lo que es la botánica.

Bogotá es un país.

Oye

Speaker 5

para qué Bogotá no es una ciudad?

¿Eh?

Speaker 8

Sí, sí, por eso, por eso.

Bogotá es una ciudad de Norteamérica del Sur.

Speaker 2

Hace poco en Medellín, la Caja de Compensación Familiar con Fama organizó la Feria Brujería, un evento que conmemoraba los 50 años del primer Congreso Mundial de Brujería y que buscaba nuevas miradas sobre prácticas espirituales, memoria y conocimientos ancestrales y discutir sobre libertad de creencias, saberes no institucionales y expresiones culturales que históricamente fueron estigmatizadas.

Y, como era de esperarse, un sector pegó el grito en el cielo, casi literalmente.

Speaker 9

Brujería en Medellín, increíble que una institución como Confama, caja de compensación familiar, esté organizando un evento para este 17 y 18 de octubre de brujería, cuando lo que debería promover son los valores familiares, esos valores antioqueños que están arraigados de Dios, de familia, de trabajo, y ahora queriendo promover un evento de brujería.

La verdad es que es todo lo contrario a lo que debería promover esa institución.

Speaker 2

Qué tanta fuerza tienen hoy la brujería y prácticas similares en Colombia?¿ Y por qué siguen siendo mal vistas?

Le trasladé la inquietud a la periodista, tarotista y astróloga Estefanía Meira.

Y esto me contó.

Speaker 10

Yo creo que la fuerza que tienen hoy la brujería y las prácticas de esoterismo, porque en realidad la brujería es esoterismo, han agarrado mucha fuerza en el mundo y en Colombia porque la gente cada vez se está dando más cuenta que hay una brecha muy grande entre la religión y la espiritualidad.

La espiritualidad puede canalizarse con prácticas tan maravillosas como la carta astral y el tarot, que para algunas religiones ortodoxas, como ejemplo los testigos de Jehová, es una práctica de brujería.

La brujería ha agarrado una connotación muy negativa, sobre todo la palabra brujería.

porque ha estado cargada de un montón de momentos históricos y personas que lo han hecho bajo unas intenciones equivocadas, tratando de hacer el mal o los famosos amarres, temas de oscuridad, pero es como todo en la vida.

Hay luz y oscuridad en las mismas prácticas.

Un ejemplo que me encanta dar siempre es, por ejemplo, el vino.

El mismo vino que usa un padre para consagrar es el vino que usa un alcohólico para consagrar.

manifestar toda la oscuridad que hay en su ser.

Sucede lo mismo con el tarot y con el tema esotérico.

Hay gente que usa estas prácticas y estas herramientas para generar el mal y para manifestar el mal y hay otra gente que son los llamados o somos los llamados brujos blancos que lo usamos para el bien, para ayudar a otras personas, para dar mensajes positivos al mundo, para invitar a que la gente entienda el despertar de conciencia y lo que yo opino es es que siguen siendo mal vistas porque han sido muy mal usadas históricamente.

Speaker 2

La relación entre brujería, la magia y el poder es bastante vieja, desde los faraones hasta el día de hoy, y Colombia no ha sido la excepción.

Si en el día a día entre personas de a pie este tipo de práctica sigue siendo normal, entre altas esferas del poder, incluso en la guerra, también ha tenido un papel fundamental.

Quizás uno de los recuerdos más comunes es el de Jorge Elías González, más conocido como el chamán de lluvia, un campesino tolimense que decía tener conocimientos ancestrales y que con frecuencia era llevado a varios eventos para que detuviera la lluvia.

En 2010 se hizo famoso cuando, supuestamente, fue llevado por el expresidente Juan Manuel Santos para que detuviera la lluvia durante su posesión.

Pero quizás este es solo el caso más anecdótico.

El periodista Germán Castro Caicedo relató en su libro La Bruja la historia de Amanda Londoño, una mujer antioqueña que desde joven descubre que tiene habilidades para la brujería y la adivinación.

Poco a poco, estos dones le permiten moverse entre círculos del poder, políticos, narcotraficantes, personas influyentes que la buscan para conseguir favores, protección o resolver situaciones complicadas.

Y es que la guerra que ha sufrido el país es el contexto perfecto para que este tipo de rituales y prácticas se den.

Así como Aquiles, el héroe de la mitología griega, que tenía casi todo el cuerpo protegido contra cualquier daño, un poder que le dio su madre, la ninfa Tetis, son comunes los relatos y las crónicas de cómo guerrilleros, soldados, paramilitares y todo tipo de combatientes han recurrido a la brujería, la hechicería, rezos o rituales de este tipo para protegerse del enemigo.

Un artículo académico titulado Magia, brujería y violencia en Colombia, publicado en la revista de estudios sociales de la Universidad de los Andes, plantea que en Colombia la magia y la brujería no son solo supersticiones aisladas, sino que se entrelazan con la violencia social, los conflictos armados, las dinámicas familiares y los procesos de marginalidad.

Para mostrar su punto, el autor se basa en un caso etnográfico, la historia de una familia antioqueña trasplantada a Bogotá y el paciente con problemas de salud mental John Freddy, cuya vida atravesada por las drogas, relaciones conflictivas y creencias mágicas se entrelaza con una interpretación de la brujería como forma de mediar el sufrimiento, la culpa y el caos social.

La investigación encuentra que en contextos de guerra, narcotráfico o violencia estructural, la brujería aparece como un recurso simbólico para enfrentar la incertidumbre, el poder, el riesgo y el control social.

Ya en varias crónicas ha sido reseñado el caso de un soldado del municipio de Carepa, al norte del Urabá antioqueño, conocido como el Percherón.

Según los relatos de compañeros y enemigos, Este soldado, que cargaba siempre una ametralladora M60, justo al momento de comenzar un combate, lo primero que hacía era quitarse las botas, tomaba su arma y gritaba,« No se preocupe, mi teniente, que aquí va el percherón».

Sus compañeros decían que aunque su camuflado quedaba lleno de agujeros de bala, él seguía de pie y disparando con furia.

Según contaban, si se quitaba las botas se activaba una especie de protección que lo volvía intocable.

La leyenda de los rezados habla de combatientes que no podían ser alcanzados ni por balas ni por machetes.

Solo un brujo tenía el poder de blindar el cuerpo usando plantas, bebedizos, rezos y objetos especiales cerrando la puerta a la muerte.

En un momento del conflicto colombiano, guerrilleros y paramilitares empezaron a vivir esa historia como algo real, no solo como un mito.

Esteban Cruz es antropólogo y autor del libro negro de la brujería en Colombia.

Lo busqué para preguntarle,¿ cuál ha sido el rol de la brujería en el poder en Colombia?

Speaker 11

No hay ciudad de Colombia donde no ofrezca a alguien retornar a los seres amados mediante volantes.

Hermano Llanero, la hermana Lucía, pueden tener el nombre que ustedes quieran, el gran chamán amazónico.

Todos ellos cumplen una función, la del brujo.

No hay presidente de Colombia que no haya tenido contacto con astrólogos o hechiceros que los advierten de los problemas que pueden tener.

Incluso algunos de ellos han estado en el mismísimo Palacio Presidencial de Colombia, en la casa de Nariño.

Y aunque la brujería es mal vista, las prácticas oscuras son repudiadas.

Sus practicantes están en todos los estratos sociales, militares que se cruzan para que no les entren balas.

guerrilleros, paramilitares que hacen oraciones para ser invisibles, huaqueros que invocan espíritus para encontrar antiguos tesoros indígenas o del narcotráfico.

La brujería parece estar mal vista en el discurso público, pero en el discurso privado hace parte de todos nosotros, hace parte de ser colombiano.

Speaker 2

La brujería existe desde tiempos remotos.

Así como con la religión, el humano ha buscado respuestas en otros planos, de otras maneras.

Desde los soldados que aspiran a no morir en el campo de batalla, quienes quieren retener a un ser amado o hablar con alguien que ya no está.

Y como dice el viejo dicho, yo no creo en brujas, pero que las hay, las hay.

Soy Roberto Pombo y este fue el capítulo 165 de Mis Preguntas.

Nos vemos en el próximo capítulo.

A partir de este momento, este capítulo de Mis Preguntas queda disponible en todas las plataformas de podcast.

Este episodio fue posible gracias a CAFAM, aliado estratégico en el crecimiento de más de 40.000 empresas en Colombia.

Dirección, Roberto Pombo.

Asesor editorial, Daniel Sanpero Espina.

Producción, Juan Abel Gutiérrez y Johnny Rodríguez.

Guiones, Juan Abel Gutiérrez y Johnny Rodríguez.

Postproducción de audio, Iván Ayala.

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