Episode Transcript
Bienvenidos a un nuevo episodio de Filosofía, Psicología, Historias.
Hoy vamos a hablar de la caída del Imperio Romano y su extraña conexión con Helena de Troya.
Todos ya sabemos que Helena de Troya o de Esparta, primero de Esparta y luego de Troya, fue la causante, en cierta medida, de aquel conflicto que se desató entre griegos y troyanos.
Y uno de los pocos sobrevivientes de ese conflicto del lado de Troya fue Neas, que sería el portador de la espada del rey Príamo, el rey de Troya, y se la llevaría hacia las tierras del Lacio, fundando una pequeña comarca que luego devenirá a través de sus descendientes en Roma.
Y el primer rey romano, Rómulo, encenderá un fuego, y construirá una muralla y tanto la muralla como el fuego deberían perdurar hasta que el imperio romano cayese ese fuego fue encomendado a unas vírgenes las vírgenes de las vestales que tenían que ser las más prudentes de las jóvenes vírgenes cuya función sería mantener ese fuego prendido, custodiar ese fuego que permanecería durante mil años encendido, hasta que el rey de los visigodos, Alarico, luego de sitiar la ciudad de Roma, lo apagase.
Los visigodos venían del sur de Escandinavia, es una cultura anterior a la de los vikingos, y comandados por Alarico, que tenía una suerte de prestancia de Dios, era admirado por sus guerreros, por su fuerza, por su tamaño, por su belleza.
Y cuando llegó a las puertas de Roma, como también era cristiano, como también era cristiano ya el imperio romano, no la destruyó, no la saqueó, sino que pidió que para no destruir la ciudad y no saquearla, le fuese entregado todo el oro, todas las alhajas, toda la plata y todos los esclavos que hubiesen.
Pero al poco tiempo Alarico volvió y volvió por otro tesoro.
Y ese tesoro era una mujer, Gala Plasidia, que era tan hermosa que se comentaba en toda la zona del imperio, que tenía los atributos de Helena de Troya.
Y Alarico, sin conocerla, se enamoró de ella y fue a buscarla.
Y ese fue el tesoro que reclamó.
Y ella era la hermana del emperador Honorio y a su vez estaba comprometida con un general, con el general Constancio Máximus.
Y cuando fue llevada por los visigodos hacia donde se estaban asentando en la actual España, ella se convirtió en la mujer de él.
Y en Roma fue visto...
Esto como una traición.
Pero cuando Alarico murió, un cuñado de él, Atanulfo, tomó su lugar en el reino y también lo tomó junto a Dala Plasilla, casándose con ella y siendo entonces ella reina de los visigodos, una extranjera que se había transformado en reina.
Ahora bien, si bien Honorio la había despreciado como traidora, aquel hombre que había estado comprometido con ella, Constancio Máximus, Partió con sus legiones para recuperar lo que era de él.
Como los visigodos eran más poderosos en aquel momento que los romanos, y los romanos estaban empobrecidos, era muy difícil ganarles en la batalla para recuperar a Gala Plasidia.
Así que Constancio generó un estatalema que se trató simplemente de contratar un sicario para que lo matase a Tanulfo.
Y así fue.
Cuando fue en busca de sus caballos a los establos, el rey fue asesinado.
Y Gala Plasidia fue llevada nuevamente a Roma.
Cuando estuvo allí, su hermano, que la había acusado de traición, también vio los encantos de ella y le hizo algunas proposiciones incestuosas.
Ella lo acusó públicamente y su hermano fue depuesto.
Y junto con Constancio reinaron sobre las ruinas de aquel imperio romano.
Pero lo interesante es que Gala Plasidia fue, como más adelante mencioné, será Leonor de Aquitaña, muy pocas mujeres en la historia, reina de dos reinos.
Y en este caso, la similitud con Helena es que fue su hermosura, quizás alguna capacidad como la que tuvo Helena, que era la clarividencia, la que hizo que ejércitos se movilizasen para poder rescatarla.
Entre Helena de Troya y Gala Plasidia, dos figuras separadas por siglos y por orígenes muy distintos, aparece esta sorprendente afinidad.
Ambas encarnan una fuerza simbólica del deseo en la historia humana.
No son solo mujeres rescatadas, sino que son catalizadoras de movimientos colectivos.
Su presencia basta para movilizar ejércitos, voluntades y relatos.
Lo que comparten en el fondo no es la pasividad de ser arrebatada, sino la potencia mítica de ser el centro alrededor del cual gira la acción.
Son figuras que revelan que detrás de los grandes conflictos a menudo se esconde una historia íntima, la búsqueda de algo amado, idealizado o perdido.
Su poder no está en la espada, sino en la capacidad de despertar en otros un impulso que los trasciende.
Ambas nos recuerdan que los grandes movimientos, sean militares, sean emocionales o sean espirituales, a veces nacen de un vacío que queremos llenar, de un anhelo que no sabemos nombrar.
Me despido con una frase de Octavio Paz que expresa esta idea del deseo como motor universal y enigmático, que dice así.
El deseo es una pregunta cuya respuesta nadie Gracias por haber llegado hasta aquí.
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Gracias y hasta el próximo episodio.
