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Del mar: medusas

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Bienvenidos a Bacteriófagos, un podcast de EmilcarFM, capítulo 209 del 14 de octubre de 2025.

Muy buenas, yo soy Carmela García y esto es Bacteriófagos, un podcast de curiosidades biológicas y actualidad científica para todos los públicos.

Si en el capítulo anterior hablábamos de uno de los males de la tierra, hoy vamos a hablar del mar.

Y al igual que en el caso de la tierra no es algo necesariamente malo, pero es algo malo por cómo ocurre.

Los incendios no son necesariamente malos, pero cuando están descontrolados son un problema.

Pues en este caso es lo mismo.

Las medusas no son necesariamente malas, pero son un problema cuando están en cantidades fuera de lo normal, y en lugares en los que no se las esperaba.

Y es que yo no puedo hablar de otros países, pero si tú me estás escuchando y has estado en alguna playa del litoral español este verano, es altamente probable que te hayas encontrado con turistas que no eran bienvenidas.

Con medusas.

Que es posible que no llegases a ver ninguna medusa, pero si has prestado un mínimo de atención a las noticias, probablemente habrás escuchado que habían sido vistas no muy lejos.

Estas nuevas turistas no lo son por amor al arte.

Querría bromear, pero como yo misma me he llevado algún susto, no me acaba de salir esto muy natural.

Iba a decir que el turismo va a tan viento en popa que hasta batimos récords con medusas, pero es que preferiría que no fuese así.

Para sorpresa de nadie, esto tiene que ver con, bueno...

Algunas cosas que hacemos.

Pero tampoco no es todo relacionado con lo que hacen los gobiernos.

O bueno, realmente sí.

Vamos a decir que no depende de lo bien o mal que lo haga tú en España.

Pero los gobiernos sí.

Y no solo el español.

Porque al final, igual que en el capítulo anterior e igual que en el siguiente, esto depende de las acciones sobre el cambio climático.

O de las no acciones.

En el caso concreto de las Medusas hablamos de algo que hemos comentado ya muchas veces, del calentamiento del mar.

Es especialmente grave en el caso del Mar Mediterráneo, de cuyo calentamiento ya hablamos en el pasado, pero no es solo cosa del Mediterráneo, también es cosa del Cantábrico y del Atlántico.

En sí, fue en el Atlántico donde yo me llevé mi susto veraniego.

Bueno, vamos a matizar.

Este verano Yo solo me he metido en el Atlántico, porque como gallega que soy evito el caldo mediterráneo y no me surgió la oportunidad cantábrica.

Pero sí pasé por diferentes puntos de la costa atlántica.

Podría decir que me encontré en Medusas en una playa cerca del Estrecho por la influencia del agua mediterránea, pero no fue el caso.

Mi encuentro fue en el norte, en Galicia, en una zona que se solía caracterizar por tener el agua gélida.

En sí, el encuentro fue un día en el que ni siquiera sería un día de playa como tal.

Fuera de las playas de baño y en una zona con casi más piedras que arena, pero allí fui yo a poner mi pie desnudo cuando de repente decidí que mejor poner el pie en una roca llena de bichos y no en el huequito que había de arena.

Pese a que el reflejo me llevó a apartar el pie, en alto dije un, bueno, pero eso es un trozo de plástico, ¿no?

porque mi cabeza no quería asumirlo.

Pero no, no era plástico, era una caravela portuguesa, la primera de una docena que nos encontramos ese día en la orilla.

Tranquilos que tras el susto inicial iba yo ya más pendiente de dónde pisaba y hasta me puse en algún momento unas chanclas.

En sí, el agua estaba fría, pero ni mucho menos lo que habría sido esperable en esa zona.

Una zona para los que puedan conocer y tengan curiosidad era al norte de la punta de Corruvedo.

Unas puestas de sol preciosas desde allí, pero ninguna necesidad de tener caravelas como invitadas.

Ni que decir que más allá del susto que nos podamos llevar con o sin picadura encontramos estos bichillos en sitios en los que no es buena señal encontrarlos porque indican que algo está cambiando.

que las cosas no están como deberían.

Las cosas no están como deberían en muchos aspectos.

Pero en este en particular creo que tenemos bastante claro qué es lo que está pasando.

Pasa concretamente que hace calor.

O sea, no hace calor fuera, que también.

Lo que hace es mucho calor en el agua.

Pero mucho, mucho.

A principios de verano en aquella ola de calor de junio, recuerdo haber escuchado en algún sitio que estábamos como en agosto.

Si queda ya muy lejos, os recuerdo que pasamos de hacer mucho frío para ser primavera a hacer demasiado calor para ser primavera en cuestión de una semana.

El mar subió la temperatura también muy rápido.

En el Mediterráneo, que nos preocupa mucho porque roza ya valores en los que hay problemas para la compatibilidad con la vida, había en junio una temperatura que habríamos esperado hacia finales de agosto, porque el agua obviamente se va calentando a lo largo del verano.

Como retiene más tiempo que el aire, esto afecta hacia un lado y hacia el otro.

Cuando empieza a hacer calor todavía está fría, pero luego cuando baja la temperatura todavía está caliente.

Esto en el agua más o menos calmada funciona.

En el Atlántico con las corrientes esto no aplica muy bien, pero valdría por ejemplo para una piscina o para el Mediterráneo.

En algunas zonas del Mediterráneo en junio se alcanzaron los 27 grados.

Vamos, que son y mi piscina en sus mejores momentos.

En sí, aunque he dicho que esto con las corrientes no aplica, esto tiene matices.

Porque las corrientes también van moviendo el agua que cada vez está más caliente.

Y los ríos llevan al mar agua más caliente, por lo que en las rías tenemos el agua más caliente.

Y al final, si lo vemos a nivel global, todo el agua del planeta se va calentando poco a poco.

Su temperatura va subiendo.

Esto a nivel costero da lugar a un montón de cosas raras.

Hay afloramientos que dan lugar a mareas rojas, a invasiones de medusas, a marisco muerto, a tener caldo en lugar de agua fresquita.

Al hilo de esto acabo de recordar otra frase del verano, eso de que hay gente a la que le gusta que el agua esté calentita.

Vamos a ver.

Si te quieres bañar en agua calentita, lo haces en tu casa calentando el agua.

Cierto es que hay gustos y yo considero que si la playa está a más de 22 grados, pues es razón suficiente para desconfiar.

Ese agua no refresca.

Y con 22 grados estoy siendo generosa.

Aunque no voy con un termómetro encima diría que unos 18 grados son la temperatura adecuada para que un baño sea refrescante.

Si baja de ahí reconozco que aunque pueda ayudar a activar la circulación puede resultar un poco complicado estar en el agua.

Pero yo no le veo sentido a meterse en agua calentita en la playa con el calor que hace.

Y esto debe ser mi subconsciente que me dice que hay algo que ahí está funcionando mal.

Pues una de las cosas que funcionan mal es que si el agua está más caliente de lo normal los seres vivos que deberían estar creciendo ahí lo hacen a otro ritmo y se rompe el equilibrio.

Y esto es un problemón.

Así este año hemos tenido exceso de medusas.

Aunque yo os he nombrado a las caravelas dependiendo de la zona pues hemos visto todo tipo de medusas.

algunas más peligrosas que otras, pero todas ellas aprovechándose del agua calentita.

Esto del agua calentita, vamos a ver, aquí me quiero parar un momento, porque lo del agua calentita es un arma de doble filo.

Si creciesen mejor por el agua calentita, pues podría haber alguna medusa más.

Pero a lo mejor esto se nos ha ido un poco de las manos.

¿A qué se debe?

Pues a que es el agua pero no solo en las medusas.

Y es que viendo las noticias lo que hemos tenido este verano ha sido una plaga de medusas, una invasión de medusas, una horda de medusas, medusas por todas partes.

Pero si hay medusas, ¿por qué no hay más bichos que coman medusas?

Y ahí está el tema.

El caso es que se nos juntan una serie de factores que rompen eso que yo estoy nombrando tanto como si fuese la solución a todos los problemas.

El equilibrio.

Porque vale, 1 0 1 de ecología de tercero de carrera.

Bueno, yo ya no sé en qué año se da esto, pero para mí era tercero de carrera.

Si hay más bicho A, entonces habrá más bicho B que se come al bicho A.

Pero esto no está pasando.

¿Y por qué?

porque nos estamos cargando, así en general en el mundo, al bicho B que se come al bicho A.

Y como os habréis perdido seguramente vamos a ponerlo más claro.

Al pescar a lo loco nos comemos nosotros a los animales que de forma natural se comerían a las medusas.

Así como tienen agua calentita que les permite crecer bien y además les hemos asegurado unas aguas libres de depredadores, ¡pum!

Plaga.

Ahí está la plaga.

Esto se nota especialmente en el Mediterráneo, pero también se está notando en las costas Atlánticas, sobre todo del sur de la península y cada vez más al norte.

Antes de que penséis que visto así esto sólo beneficia a las medusas, voy a hacer unos cuantos incisos.

Primero, que si esto se llena de medusas es malo incluso para las propias medusas, porque la sobrepoblación es mala para todos.

Por otra parte, También hay que decir que esta situación no resulta muy evidente con las medusas, porque entre otras cosas, bueno, pican.

Que no todas las medusas pican, ni todas son urticantes, que algunas no hacen nada.

Pero una medusa así pues da como cosica.

El caso es que además de medusas hay otros muchos bichos, vamos a decir peces, aunque no solo peces, que están en su salsa con ese agua calentita.

O en su sopa, porque esto realmente es sopa.

Dicho en fino, que el Mediterráneo se está tropicalizando y esto es malo.

Es incluso malo para todos esos seres vivos tropicales que crecen y creen que tienen una nueva zona para ocupar.

Pero es que esto les va a salir mal, la estrategia es mala, porque como decía, se ha roto el equilibrio y sin equilibrio las proliferaciones de bichos duran muy poco.

En algunas zonas la proliferación se ve limitada por la propia temperatura.

porque esas condiciones son limitadas en el tiempo.

Pero en otras zonas esto se extiende más de lo que nos gustaría.

Y ya no estamos hablando de un momento concreto, hablamos de que empieza a ser común que esto ocurra.

Pero entonces, ¿esperamos a que salgan las noticias o qué hacemos?

¿Ignoramos todo?

Lo que yo os tendría que decir es que tenemos que controlar de una vez por todas el calor este horrible del verano, pero esto no es algo que podamos hacer a nivel individual, y además, mal que nos pese, esto no nos va a quitar las medusas de la playa de un día para otro.

Por otra parte, lo que podemos hacer es mantener suficientes depredadores de medusas en el agua.

Esto es algo que...

Yo tengo que hacer un esfuerzo consciente.

Porque yo me pasaría la vida comiendo atún.

Que sí, que los metales y todo eso, pero que rico que está el atún.

Pero como queremos mantener el equilibrio, una de las formas que tenemos de colaborar a ese equilibrio es mediante una pesca sostenible.

Además de controlar el consumo de pescado, debemos controlar nuestro efecto sobre la costa.

¡Que sí!

que las medusas aparecen por el calor y esto no tiene que ver con lo que echemos al mar, aparentemente.

Porque unas aguas limpias, y con limpias me refiero así en basura, permiten que se desarrollen un montón de especies, algunas microscópicas, que son fundamentales para mantener a especies de mayor tamaño, que son fundamentales para mantener el equilibrio.

Otro inciso, también podemos y debemos votar de acuerdo a nuestros principios y a aquellos que se preocupan con un poco de cabeza por el medio ambiente.

Pero una vez que hemos hecho estas cosas, el caso es que seguimos teniendo medusas.

En esos casos, y aquí vamos a lo práctico, podemos contribuir a localizar las medusas con estudios como el de Medusapp, que mediante ciencia ciudadana permite localizar los avistamientos de medusas chungas.

También debemos estar pendientes de los avisos de nuestras playas de referencia.

Yo no soy el mejor ejemplo porque yo voy muy a lo loco por la vida, pero si vais a una playa correctamente controlada, más allá de ver el color de la bandera, también es bueno ver los carteles que suele haber en la entrada de la playa, con ciertos avisos de más o menos importancia.

En esos carteles os podéis encontrar información muy variopinta.

Ahí suelen estar los resultados del último análisis de agua, que ya sé que muchos no consideráis que sean muy informativos.

pero que a mí personalmente me parecen muy interesantes.

Pero además de los numeritos, también puede haber información sobre si se han detectado medusas recientemente o si se han detectado bacterias fecales en los últimos análisis.

Y esto no siempre va ligado a una bandera roja, ojo, que en muchos casos se piensa que si hay bacterias habrá bandera roja y listo, pero esto no es así.

Puedes tener una bandera amarilla, creerte que es porque hace un poco de viento y ser por ese viento o no.

También puede ser porque haya unos niveles de E.

coli con los que no se recomienda el baño.

Que a lo mejor para un adulto es algo soportable y por eso la bandera amarilla, que pueden no hacerte nada, pero con un niño pequeño que además tiende a tragar agua cuando está nadando, pues la cosa cambia.

Vamos, que hay que consultar siempre la información que tenemos a nuestro alcance, además de poner nuestro granito de arena para evitar que se den todas estas situaciones.

Y si, pese a todo esto, optáis por ir a una playa no vigilada, sed conscientes de los riesgos a los que os estáis exponiendo, como hice yo en la playa en la que casi piso una carabela portuguesa.

Gracias por el tiempo que habéis dedicado a escucharme, espero que os haya resultado entretenido y de utilidad.

Toda la información de este capítulo la encontraréis en emilcar.fm/bacteriofagos.

Mientras esperáis el próximo capítulo, espero vuestros comentarios en cualquier red social como Cgdoval y en nuestro grupo de Telegram, en t .me/bacteriofagos, en el que hablaremos de este capítulo y de otras muchas cosas más.

Y recordad, la curiosidad no mató al gato.

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