Episode Transcript
Bienvenidos a Bacteriófagos, un podcast de Emilcar FM, capítulo 204, del 10 de junio de 2025.
Muy buenas, yo soy Carmela García y esto es Bacteriófagos, un podcast de curiosidades biológicas y actualidad científica para todos los públicos.
Hoy os vengo a hablar del virus cuyo nombre se repite de forma más frecuente en las facultades de biología.
Si hago una encuesta, que no la voy a hacer porque no me va a dar tiempo ya, seguro que me diríais que el virus de la gripe, algunos incluso el COVID.
Seguro que la inmensa mayoría nombraríais algún virus que afecta a humanos.
Pero realmente el virus del que más se habla en las facultades.
Aunque suele ser de forma indirecta y acaba pasando un poco desapercibido, pues es otro.
Es el virus al que yo le tengo especial afecto.
Porque es de otra forma así indirecta, pero también marcó mi carrera investigadora.
Esa que yo ahora tengo bien encerrada en un armario, pero que forma parte de mi persona.
Es el virus del mosaico del tabaco.
Venga.
Este capítulo va a tener algún giro inesperado, a ver qué cosillas veis por ahí.
El virus del mosaico del tabaco, el TMV por sus siglas en inglés, es un virus pionero, vamos a decirlo así.
Es pionero porque fue el primero en descubrirse, pero también fue el primero en cristalizarse.
Que un algo existía, eso se supone en el siglo XIX, pero en aquella época la cosa era complicada.
Y no se llamaba virus a los virus, claro.
Ya a finales del siglo XIX estaba claro, pero no se podía ver como tal este virus.
Tengamos en cuenta que no estábamos en circunstancias de ver nada en aquellos momentos.
En sí, hasta 1935 no se pudo ver.
Y me vais a entrecomillar muchísimo ese ver, porque lo que se vieron fueron los cristales.
Y es que este virus además tiene una peculiaridad, y es que incluso después de formar cristales, de cristalizarlo, Es un virus que puede seguir activo.
No es el único que lo hace, pero es algo que no es común.
Bueno, el caso es que todo esto le dio el Nobel al señor que lo hizo, lo de aislarlo y formar los primeros cristales, a Wendell Stanley, en 1946.
Aunque es cierto que, claro...
Gran parte de lo que decía sobre cómo funcionaba el virus, bueno, pues como diría yo, era incorrecto.
Luego ya, en 1939, se consiguieron las primeras imágenes de microscopía.
Microscopía electrónica, obviamente, porque con la óptica no se puede ver un virus.
Respecto a la estructura, pues la cosa ya fue un poco más en fases.
Porque no se puede resolver la estructura molecular de un virus con cristales así sin más.
Se pudo saber bien pronto cuál era la estructura externa, pero para los detalles, para saber cómo funcionaba todo aquello, la cosa tardó unos cuantos años.
Como que muchos años.
Hasta 1955 no se supo que el virus se formaba él solito, a partir de las proteínas que forman su cápside, Y su ARN, porque es un virus de ARN.
Como curiosidad, por cierto, para la expo de 1958 de Bruselas, esa, la del Atomium, en la que el símbolo es el Atomium, que seguro que muchos lo conocéis.
Bueno, pues para esa expo se hizo un modelo de la estructura del virus del mosaico del tabaco.
Ese modelo, por cierto, está en estos momentos en Cambridge, en el LMB.
que es un centro de referencia para la biología estructural, el Laboratorio de Biología Molecular, lo llamaríamos en español.
Y por cierto, ¿a qué no sabéis a quién se le encargó hacer el modelito en cuestión?
A una tal Rosalind Franklin.
¿Podría yo aquí pasarme ahora horas y horas hablando de la estructura del virus?
Que por cierto, tiene forma de palito.
El palito en cuestión está cubierto por más de 2 .000 unidades proteicas.
que cubren el ARN del virus, que tiene unas 6 .400 bases, más o menos.
Ese más o menos es porque hay ciertos matices, pero tampoco nos vamos a poner aquí ahora con esto.
Decía que es ARN, concretamente es ARN monocatenario positivo, es decir, una sola hebra.
En ese genoma se codifican las proteínas necesarias para la copia, El propio virus dentro de la célula la que infecta y también la proteína que va a formar la cápside.
La cápside efectivamente está formada por esas más de 2000 copias todas iguales, todas de la misma proteína.
Una proteína que tiene 158 aminoácidos y que forma 4 hélices alfa.
Y es una estructura preciosa por su simplicidad y a la vez por la complejidad una vez que se junta con el resto de subunidades iguales.
Dejadme a mí con mis paranoias sobre la estructura y esto.
Pero bueno, antes de avanzar vamos con otra curiosidad.
El virus del mosaico del tabaco, creo que lo dije al principio, es el virus.
El primer virus.
O sea, el primero al que se le dio el nombre de virus.
¿Cómo queréis decirlo?
El primer virus de verdad.
Sigamos.
Os decía que el virus del mosaico del tabaco es un palito.
Así, con un poco más de rigor, pero tampoco demasiado, solemos decir que es una varilla.
Es una varilla que es rígida y que mide unos 300 nanómetros de largo.
Y todas esas proteínas que la forman con sus hélices, lo que van haciendo es una hélice que va formando la varilla.
Además, es una varilla que queda muy delgadita una vez empaquetado todo.
De unos 18 nanómetros.
Y dentro de esa varita, en el hueco, está el ARN.
Es un virus que además es a prueba de todo.
Resiste tanto que ríete tú de eso de decir que lo que más aguanta en este mundo son las cucarachas.
Mentira.
Que va, ni siquiera los tardígrados.
El virus del mosaico del tabaco lo puedes quemar.
Lo puedes secar.
Lo puedes inundar.
Da igual.
Aguante infinito.
O sea, formas hay de cargárselo.
Pero es muy, muy, muy difícil cargárselo sin cargarte a la planta que lo lleva dentro.
Se llama virus del mosaico del tabaco en un alarde tremendo de originalidad.
Bueno, no.
A ver, como siempre, la enfermedad que causa, pues, describe un poco lo que luego le da nombre al virus.
Y en este caso, la enfermedad hace que las hojas de la planta tengan un aspecto similar al de un mosaico.
Un mosaico en la cabeza del que dijo que era un mosaico.
Realmente son motitas.
Podrían haberlo llamado, no sé, virus que da aspecto de plátano de Canarias a una banana.
Pero habría sido un poco confuso en el resto del mundo.
Y las motitas son más abundantes y más grandes.
Y bueno, se dice que es el virus del mosaico del tabaco, porque en la época el tabaco era un tema importante y se vio ahí y tal, pero no afecta exclusivamente al tabaco.
Afecta en general a las solanáceas, cosa que asumo que no os dice absolutamente nada.
Si os digo que es fácil porque afecta a, no sé, Solanum lycopersicum, supongo que tampoco estamos arreglando mucho.
Pero si os digo que afecta al tomate, pues ahí ya queda más claro.
El tabaco, Nicotiana tabacum, también es una solanácea.
Las petunias también, por cierto, y las petunias son muy importantes, pero en otro orden de preocupaciones, también afecta a otros tipos de plantas, como por ejemplo, cannabis sativa.
Por otra parte, no es que afecte a todas las solanáceas, pero sí a muchas.
Y esto en general supone un problema.
Un problema que vamos solucionando con una selección continua.
Por ahora tenemos claro que hablamos de un virus, que parece un virus muy sencillo, pero que por ser el primero, por ser tan especial, tiene mucha relevancia.
En sí, siempre se dice que con él nació la virología moderna.
Pero es una virología que sigue avanzando por caminos que a veces ni siquiera nos planteamos.
Pensaríais que ya está todo descubierto, pero no.
Ha sido un virus modelo, de esos que se utilizan para estudiar todos los detalles, pero actualmente la cosa va muchísimo más allá.
Y es un virus que nos abre las puertas del futuro.
Como conocemos muy bien cómo se ensambla, cómo se unen todas sus proteínas, cómo forma esa varita mágica, su sistema de ensamblaje se está aprovechando para mil aplicaciones en biotecnología.
Desde vacunas a nanomateriales y a otras cosas que son menos pacíficas.
El caso es, ¿Cómo va funcionando todo esto?
Porque claro, mucho hablar de cómo es el virus, pero no de lo que hace el virus.
Pues a ver, el virus entra por donde puede.
Normalmente por pequeñas heridas en la planta, heridas que son microscópicas.
Ahí va y suelta su ARN.
Y el ARN empieza a hacer de las suyas.
Secuestra a la célula, como solo un virus sabe hacer.
Y pone a la célula a su servicio para hacer copias de lo suyo.
Copias del ARN, copias de la proteína de la cápside.
Y así, cuando hay copias suficientes, se empiezan a ensamblar los virusitos.
Y los virusitos se desplazan por la planta por los plasmodesmos, que vamos a denominar las autopistas de la planta.
Y así se van de célula en célula ocupando todo, pero intentando no matar, o matar poquito.
O sea, el virus no piensa, esto ya lo hemos dicho muchas veces, pero el daño bueno es el daño que es limitado.
Las motitas, por cierto, son amarillentas y esto hace que la planta no fotosintetice del todo bien.
Y si no hay fotosíntesis no hay comida, así que la planta se queda chof, no tiene fuerza suficiente, está débil.
Y si la cosa avanza, entonces ya las hojas empiezan a mustiarse.
Concretamente lo que hacen es enrollarse sobre sí mismas.
Si veis hojas de una...
que están así, que ya se han enroscado sobre sí mismas, pues la cosa ya está perdida, que lo sepáis.
Una planta en la que el virus ha avanzado lo suficiente como para enrollar las hojas va a dar unos frutos que van a ser más bien tristes, si es que los da.
No se iban a poder vender, eso seguro, pero es que malamente se van a poder comer si llegan a crecer lo suficiente.
Esto así, en conjunto, como podéis presuponer, es un tema importante a nivel económico.
Un tema muy grave.
Las mayores pérdidas económicas las producen cultivos, obviamente, de tomate, de pimiento, pero también de tabaco y de cannabis.
Como referencia, el virus en España es omnipresente, aunque, como decía antes, Es todo un reto esto de tener variedades de plantas que sean resistentes.
Os decía que entraba por pequeñas heridas, pero no os he dicho cómo se contagia.
Por suerte, los virus no vuelan.
El contagio es mediante contacto, aunque el contacto puede ser indirecto.
Puede ser de una planta a otra planta.
Puede ser mediante herramientas.
Puede ser mediante manos o calzado de un agricultor.
Y también puede ser mediante las semillas, porque las semillas también pueden sacar al virus de paseo.
En la actualidad no tenemos una cura como tal.
Lo que se hace es intentar evitarlo, con variedades que sean resistentes, pero también con higiene.
Yo sé que esto es algo que repito muchísimo, que cada vez que hablamos de virus o de bacterias sale el tema de la higiene.
Pero la mejor forma de evitar el contagio, en este caso de un virus, es la higiene.
Da igual el virus del que hablemos, siempre higiene.
En estos casos es especialmente importante cuando estamos en nuestro huerto, que siempre creemos que no hay nada y como venga un mal aire o un pájaro nos traiga algo inesperado, si no mantenemos una buena higiene en nuestras herramientas, y estoy hablando de un huerto casero, pues podemos liar la parda.
Y esa higiene, por cierto, también tiene que aplicarnos a nosotros mismos, obviamente.
Yo es que ahora tengo mi huerto creciendo feliz y vivo con miedo por estas cosas.
Se me ha ido un poco de las manos la cantidad de cosas que están creciendo y está todo un poco ahí a presión.
Así que vivo con la sensación constante de que cualquier día de tormenta, un pulgón o un virus se va a llevar todo por delante antes de que llegue a mi estómago.
Volviendo al hilo que me estoy dispersando ya.
El virus del mosaico del tabaco es un virus que lleva ya más de 100 años en la cresta de la ola de la fama entre los biólogos moleculares.
Sea por una cosa o sea por otra, desde haber sido el primero hasta sus usos actuales y pasando por todos los problemas económicos que genera, Raro es la clase en la que no se explica algo que en algún punto haya sido estudiado en el virus del mosaico del tabaco.
Un virus de referencia.
Pero un virus que va pasando desapercibido, que se nos va olvidando.
Porque nos parece mucho más atractivo un virus de estos así modernitos.
Y no, al final para muchas cosas hay que volver a lo que conocemos bien, muy bien.
Porque además...
Ese virus, que también conocemos, todavía mantiene muchos secretos en su interior.
Porque nosotros creíamos que lo conocíamos todo, pero ni mucho menos.
Porque sigue haciendo de las suyas.
Sigue, cual pirata, atacando cultivos.
Cultivos que nos pueden costar mucho dinero.
Pero también nos ha aportado muchas cosas.
Nos ha dado el nombre de virus para los virus.
Nos ha dado grandes avances en la biología estructural.
Que quizá no se habrían conseguido si no se hubiese tenido un virus tan manejable y tan resistente a mano.
O al menos habría tardado bastante más poder llegar a esos descubrimientos.
También nos ha dado saber cómo funcionan muchas cosas.
Porque sin saber cómo ocurren las cosas, intentamos buscar la explicación que sea, explicaciones mágicas.
Y esas explicaciones, aunque tienen su punto de encanto, suelen ser entre regulares y malas.
Aunque eso no quita que la brujería tenga eso, su encanto.
Al final, el virus del mosaico del tabaco nos saca muchas veces de apuros.
Porque cuando se querían estudiar cosas y no se sabía cómo, pues se tiraba de él como virus modelo.
Y cuando tú tenías un capítulo de un podcast pensado, pero por cosas de la vida no te ha dado tiempo a prepararlo, pues también tiras de él porque te lo sabes.
Era el capítulo de recámara, que llevaba ya mucho tiempo siendo retrasado porque, bueno, siempre está bien dejarlo por si en el futuro hace falta.
Y hoy ha hecho falta.
Tenía que ser un capítulo breve o me iba a enrollar mucho con esto de la difracción de los rayos X e iba a dormir a todo el mundo hablando de cristalografía.
Pero me ha servido para que no se me rompiese el esquema.
Así podéis ver que no siempre salen las cosas como una quiere.
Y no siempre hay explicación fácil para todo.
Aunque siempre podemos argumentar, como digo yo cuando me preguntan cómo he hecho algo que no quiero contar, un es brujería.
Y fijaos, segunda vez que digo brujería hoy.
Más lo diré en el próximo capítulo, porque en este, aprovechando la brevedad, os voy a chivar así una cosita en el último minuto, un secreto.
En la trilogía mágica veraniega vamos a empezar justo ahí, en un capítulo titulado brujería.
Y recordad, la curiosidad No mató al gato.
