Episode Transcript
Estudiante, ¿te imaginas poder sumar cinco, diez, o incluso quince años más a tu vida solo por el hecho de vivir en un país concreto? Puede parecer una exageración, pero lo cierto es que la esperanza de vida varía muchísimo según el país donde vivas. Y hoy, en este episodio, vamos a descubrir por qué en España se vive tanto, y sobre todo, se vive tan bien. Y por si no lo sabes, no se trata solo de la dieta mediterránea, ni de las siestas, ni de las playas. Hay muchos factores, algunos muy evidentes y otros no tanto, que hacen de España uno de los lugares más longevos y saludables del planeta. Además ya te adelanto que en España no solo se vive más, sino que se vive mejor. Hablamos de cantidad, y de calidad.
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Pero vamos al tema de hoy: ¿por qué puedes vivir más años en España? ¿Es todo tan idílico como parece? ¿O hay detalles ocultos que marcan la diferencia?
Vamos a empezar con un poco de contexto. España, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud y del Instituto Nacional de Estadística, tiene una esperanza de vida media de 83,9 años. Para que te hagas una idea, esto significa que, de media, los españoles viven casi seis años más que, por ejemplo, los estadounidenses, y unos tres años más que la media europea. Solo países como Mónaco, Japón, Suiza o Hong Kong nos superan, y normalmente por muy poca diferencia. En Europa, eso sí, somos líderes, y lo más importante es que, además de vivir más, la calidad de vida durante esos años es bastante buena. Como he dicho antes, no se trata solo de cantidad, sino de calidad. Y ahora la pregunta es: ¿cómo se consigue esto?
Mucha gente lo atribuye a la famosa dieta mediterránea. Y sí, tiene mucho peso. La dieta en España se basa en productos frescos: verduras, frutas, legumbres (como las lentejas), aceite de oliva, pescado… Y aunque la globalización ha traído nuevas formas de comer, la base sigue siendo muy saludable. Hay estudios de la Universidad de Harvard y del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos que demuestran que la dieta mediterránea reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares en hasta un 30%. Esto, traducido, significa que la forma de comer en España protege el corazón, reduce el colesterol malo y previene la diabetes tipo 2. No es casualidad que en muchas familias, como en la mía, siempre haya ensalada en la mesa, fruta de postre, aceite de oliva en todas partes y poca comida precocinada.
En mi caso, recuerdo que de pequeño mi madre me preparaba para merendar una rebanada de pan con aceite y tomate, algo tan simple pero tan delicioso y sano. Y hoy, años después, sigo haciéndolo. De hecho, cuando vivía en Londres lo que más echaba de menos era el tomate de mi tierra.
Y si hablamos de comida, también tenemos que hablar de alcohol. Porque la relación que tienen los españoles con el alcohol es bastante diferente a la de otros países europeos. Aquí se bebe vino, se bebe cerveza, pero casi siempre en compañía, acompañado de comida y en cantidades moderadas. No es tan habitual el “beber para emborracharse”, como puede ocurrir en otros países. La cultura del vino y la cerveza es más social, más pausada. Y esto también es salud. Así que bebidas como el vino aparecen en las comidas especiales, en las celebraciones, pero idealmente con moderación y, por supuesto, nunca para olvidar los problemas, sino para acompañar una buena conversación en la sobremesa, algo que también nos encanta a los españoles. La sobremesa es quedarse hablando después de la comida durante un buen rato.
Y otro de los secretos es el sistema de salud público. España cuenta con un sistema sanitario que es público, universal y gratuito en el punto de acceso. ¿Qué significa esto? Que cualquier persona, independientemente de su situación económica, puede ir al médico, hacerse pruebas, recibir tratamientos y medicinas sin preocuparse de facturas médicas astronómicas. Esto no es así en todos los países. De hecho, muchas personas extranjeras que viven en España destacan este aspecto como uno de los más positivos. Y no solo es cuestión de acceso, sino de prevención. La sanidad española apuesta mucho por la medicina preventiva, los chequeos regulares y la detección temprana de enfermedades, lo que se traduce en una vida más larga y saludable. Yo solo he vivido en países que tienen este tipo de sistemas de salud público, que aunque mejorable en muchos casos, te da la seguridad de que vas a estar cubierto, y eso no es solo bueno para tu salud física, sino también para tu salud mental diría yo. No vivir con miedo de no pagar un seguro médico, una factura o incluso un tratamiento.
Ahora, vamos a cambiar de tema, pero seguimos conectados: el clima. España es conocida por su clima soleado y templado, especialmente en la costa mediterránea y en el sur. Hay zonas donde se superan las 2.500 horas de sol al año. El sol, además de levantar el ánimo, hacernos sentir más contentos, tiene efectos muy positivos para la salud. Por ejemplo, ayuda al cuerpo a producir vitamina D, fundamental para los huesos y el sistema inmunológico. Y el buen clima invita a salir de casa, a caminar, a socializar, a estar en la calle. ¿Te imaginas vivir en un sitio donde puedes salir a pasear casi todos los días del año? Eso, al final, influye en la salud física y también en la mental. Y es que hay estudios que demuestran que la exposición regular a la luz solar reduce el riesgo de depresión y mejora el bienestar general.
Pero si hay algo que de verdad marca la diferencia en España, y yo diría que es algo bastante mediterráneo, es el valor de la vida social y familiar. Aquí es muy difícil sentirse solo. La familia ocupa un lugar central en la vida de la mayoría, y las reuniones familiares, comidas, celebraciones, son constantes. No importa la edad: desde los niños pequeños hasta los abuelos, todos participan y se sienten incluidos. Incluso en las ciudades grandes, las personas mayores suelen vivir cerca de sus hijos, o tienen a los nietos cerca. Y si por algún motivo están solos, hay una red social que, en la mayoría de los casos, funciona: vecinos, amigos, conocidos… Hay muchos estudios en psicología que demuestran que la soledad crónica acorta la vida y aumenta el riesgo de enfermedades graves. En España, aunque hay casos de soledad, es menos frecuente que en otros países. Y al final, esa sensación de estar acompañado, de formar parte de algo, da muchísima vida.
Y, hablando de vida social, tenemos que hablar del ritmo de vida. En España, aunque el trabajo es importante, el tiempo libre, el ocio y el descanso tienen mucho, mucho peso. No se vive solo para trabajar. La famosa siesta existe, aunque no todos la practican, y yo diría que es es más un símbolo del respeto por el descanso y el bienestar, ¿no?. Además, las vacaciones son largas: la media europea está en torno a los 22 días de vacaciones pagadas, y en España se superan fácilmente los 25, sin contar los días festivos. Y esto no es solo una cuestión legal, es una cuestión cultural. Hay una expresión que me encanta y que creo que resume muy bien este punto: “No solo de pan vive el hombre.” O lo que es lo mismo, la vida no es solo trabajo y obligaciones. Hay que disfrutar, desconectar y cuidar de uno mismo.
Otro detalle importante es la actividad física diaria. Y aquí quiero dejarlo claro: en España no todo el mundo va al gimnasio, pero casi todo el mundo camina. Es normal ir andando a hacer la compra, a casa de un amigo, a tomar algo… Las ciudades y los pueblos están diseñados para caminar, para vivir en la calle. El hecho de estar en movimiento, aunque sea a un ritmo tranquilo, suma años de vida. Y en los últimos años, la afición por el deporte ha crecido: cada vez hay más gente que corre, que va en bici, que hace senderismo. Pero lo básico, caminar, sigue siendo la clave.
Y ya que hablamos de caminar, volvemos al tema de la alimentación y los hábitos saludables. En España, a pesar de que la comida rápida o comida basura y los productos ultraprocesados están cada vez más presentes, la mayoría de la gente sigue cocinando en casa. Comprar en el mercado, elegir productos frescos, preparar recetas tradicionales… Eso sigue siendo parte de la vida cotidiana. El Ministerio de Sanidad publica cada año datos sobre el consumo de ultraprocesados, y España sigue estando por debajo de la media europea. Esto se traduce en menos obesidad, menos diabetes y, por supuesto, más años de vida.
Si hablamos de desigualdad y acceso a la vivienda, en España, aunque haya problemas económicos y de acceso a la vivienda (y ahora los hay), es verdad que la red familiar y social sigue funcionando. Los abuelos ayudan a los hijos, los hijos cuidan de los padres, y es habitual que varias generaciones vivan cerca. Esto protege a las personas más vulnerables frente a la soledad y la inseguridad, que son factores que también acortan la vida en otros países.
También es importante hablar sobre los factores genéticos, sí, es cierto que la población mediterránea parece tener cierta resistencia a algunas enfermedades, especialmente cardiovasculares. Pero yo creo, también, que lo más importante es la cultura del buen vivir. Aquí se da importancia a la conversación, a la risa, a la comunidad, a las fiestas, a disfrutar de los pequeños placeres. Y eso, aunque suene simple, y suene a libro de autoayuda, creo que sí marca la diferencia. Los estudios lo confirman: el optimismo, el sentido del humor, el sentirse parte de una comunidad, todo eso alarga la vida y mejora la salud mental y física.
Pero ojo, estudiante, porque no todo es perfecto. En España también hay problemas: el tabaco sigue siendo muy habitual en algunos grupos, la obesidad infantil ha aumentado en los últimos años, y el sedentarismo, especialmente con el avance de la tecnología, empieza a ser preocupante entre los más jóvenes. Además, la globalización ha traído nuevos hábitos que pueden ser perjudiciales. Pero, en general, es verdad, que la base cultural es muy fuerte y sigue protegiendo la salud de la población.
Te voy a contar una anécdota. Cuando era pequeño, me llamaba la atención que mi abuela tenía una energía increíble. Mi abuela siendo muy mayor cocinaba, limpiaba, paseaba y siempre tenía una sonrisa. Cuando le preguntaban cuál era su secreto, siempre decía: “No te pares, no te pares. Hay que moverse y hay que reírse mucho.” Y ahora, viendo los datos, creo que tenía razón. Muchos de los pueblos más longevos de España, están llenos de personas centenarias que siguen activos, que siguen cuidando el huerto de verduras, charlando con los vecinos y yendo al mercado.
En definitiva, si quieres vivir más años, puedes copiar muchos de estos hábitos españoles aunque no vivas aquí: cocinar en casa, caminar todos los días, priorizar la vida social, cuidar del descanso y disfrutar de los pequeños momentos. No necesitas mudarte a España para sumar calidad a tu vida, pero, si algún día tienes la oportunidad, verás que la realidad es que todo esto se vive de forma natural, sin demasiado esfuerzo.
Ahora, estudiante, me encantaría saber: ¿qué costumbre española te gustaría incorporar en tu vida? ¿O hay alguna en tu país que te parece aún mejor? Déjamelo en los comentarios, así practicas tu expresión escrita y compartes ideas con otras personas.
Y bueno, hemos llegado al final de este episodio tan vitalista, diría. Te recuerdo que esta semana están abiertas las inscripciones a todos mis cursos, para que mejoremos juntos tu español.
Y también, una noticia importante: el pódcast se va de vacaciones de verano, como todos los años. Después de toda esta temporada llena de episodios, historias y aprendizajes, toca descansar unas semanas. Volveremos con energía renovada y muchas ideas nuevas a finales de agosto aproximadamente. Así que, si tú también tienes vacaciones, te deseo que descanses mucho, que disfrutes, que desconectes del trabajo, y que te cuides. Si no tienes vacaciones, ánimo con lo que estés haciendo.
Te espero aquí en una semanas.
¡Un abrazo muy grande!
