Episode Description
En aquel momento parecía una buena idea. El Deportivo de Garitano, todo buenas intenciones y malas decisiones, se deshacía mientras en torno a él las fuerzas vivas de la ciudad y de esa otra ciudad paralela en Twitter, bullían preparándose para la escalada armamentística definitiva que debería decidir de quién era el juguete o, siendo más exactos, de quién no iba a ser bajo ningún concepto, por momentos más cerca del “o mío, o de nadie” que del “ni contigo, ni sin ti”. Con un finísimo olfato de sabueso, Benjamín y Manuel detectaron que ahí se estaba cocinando una historia que merecía ser contada y, sobre todo, reída. Lo que jamás imaginaron es que podría ser, quizás, gafada y, desde luego, llorada. Fast forward a ocho años más tarde y ya vemos el final de los cuarenta que entonces apenas estrenábamos, el Deportivo ha sido de tantísimos entrenadores que dá vertigo recordarlos a todos (y no nos hagáis hablar de los vaivenes presidenciales), se serigrafiaron camisetas de “Yo vi al Dépor jugar contra la Balompédica Linense”, y el club tuvo el pie en el estribo hasta que su principal acreedor se enamoró de la entidad desvalida y la tomó de la mano para subirlo a su caballo rampante. Esa historia, que es, que sigue siendo la de El Mejor Club del Mundo (marca registrada), se contó en 256 episodios de ¡Cuánto sufrimos, Martín! Podcast, que nos han traído hasta aquí, el 257, el primero de la temporada diez. Diez veces en las que nos ha seguido pareciendo oportuno cumplir con el ritual de juntarnos “de vez en cuando” (desde ahora, la medida oficial de la periodicidad de este invento) para ver si, de tanto hablar sobre él, conseguimos darle un sentido definitivo a este vórtice de cosas extraordinarias que es el Real Club Deportivo de A Coruña. Lo hacemos por nosotros y, como dijo Arsenio, “por esas gentes, esos niños y esos abuelos que estaban tan ilusionados” y que escuchan nuestros desvaríos. No vamos a prometer nada porque no somos nadie para prometer algo, pero sí nos sale dar las gracias: al Dépor, que no nos da de comer pero sí nos da de vivir, y a quienes nos escucháis, porque aun sin nadie al otro lado posiblemente estaríamos haciendo esto igual, pero así al menos nuestras parejas y amigos no nos envían al frenopático. En fin, ¿habrá que volver a Primera, no?